La hidrocefalia es una afección médica que ocurre cuando hay una acumulación anormal de líquido cefalorraquídeo (LCR) en las cavidades del cerebro, conocidas como ventrículos.
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Este líquido circula normalmente a través del cerebro y la médula espinal, desempeñando funciones esenciales como la protección del sistema nervioso, la eliminación de desechos y el transporte de nutrientes. Sin embargo, cuando se perturba el equilibrio entre la producción y la absorción de este líquido, puede provocar un aumento de la presión intracraneal, hinchazón cerebral y, finalmente, daño cerebral.
La hidrocefalia puede ocurrir a cualquier edad, pero es más común en bebés y adultos mayores de 60 años. Las causas varían y pueden incluir defectos congénitos, infecciones, hemorragias, tumores o lesiones traumáticas.
Los síntomas también varían según la edad y la causa. En los bebés, se pueden observar cabezas anormalmente grandes, fontanelas tensas o abultadas, irritabilidad, somnolencia y vómitos. En niños mayores y adultos, los síntomas pueden incluir dolor de cabeza, náuseas, problemas de visión, dificultades de equilibrio, problemas cognitivos e incontinencia urinaria.
El tratamiento generalmente implica drenar el exceso de líquido, lo que puede hacerse mediante un procedimiento quirúrgico para insertar una derivación (un sistema de tubos) o a través de una ventriculostomía endoscópica, un procedimiento menos invasivo que crea una nueva vía para el drenaje del líquido. El tratamiento y el pronóstico dependen de la causa subyacente y la gravedad de la afección.
Fuente: Institutos Nacionales de Salud de EE. UU. (NIH)